apología del magnicidio

 

de acuerdo con el inmediato verdugo
la continua farsa espanta a las moscas

los bramidos imprevisibles
son el manual de decentes alienados
también la sed, la maldita sed

alternativamente sofocados a chorros como inservibles
los humores se ahogan lento
con una delicadeza resistente

la rítmica razón enfermiza
camina sobre ellos trajeada y sin brillo en los zapatos

asuntos de un barro instantáneo
que recorre las gargantas de transeúntes
mientras agachan la cabeza para tragar

el desencanto resbala de las manos
de los que tienen hambre
muchas hambres en el cenicero