silueta leída con tinta,
cartulina recortada
con las uñas derramadas en ansia
no es piel sino confusión
heridas condenadas por una imagen
llanto tras venerar a un fantasma
locura empapada hasta los huesos
el rostro escrito en formas que no suplican
sino escuchan
atienden para conversar con la memoria
rapto cometido al espejo
que se quiebra