primeramente mágica
la mirada se esconde en las estrías
tapadas por los dedos
ritualmente habitada, inclinas la balanza
del lado templado
literalmente planeada, la delicada tortura se ciñe al pecado:
esos caminos que queman el alma inmediatamente
laberinto ligado a las lenguas
donde las manos son monarcas de las dobleces
y los perfumados gritos
y los perfumados gritos