infarto de un reloj


los ruidos de engranaje fueron el primer indicio
en la máquina absoluta

grillos mecánicos que parecen cantar
las piezas que se van rompiendo
se engullen unas a otras por partes

el artefacto sigue funcionando
con la inercia de la caldera

pero hay un momento de colapso
deja de moverse
y las piezas se arremolinan
se retuercen todas en el centro

suenan los chasquidos 
mientras la tapa se abulta de repente
contra la muñeca

un calor repentino
de fiebre de fricción mecánica
quema al portador
que se lo quita horrorizado
casi le cercena la mano

el segundero se para
el minutero se para
la aguja de las horas
sobre las cuatro de la mañana
justo antes de desprenderse

el estrago es máximoinsalvable
la máquina se retuerce sobre sí misma
el sufrimiento para 
al saltar el último resorte en su sitio
clic! y ya

el aparato inservible
desligado de los momentos
por implosión propia

ensimismado en su amasijo
ruina de piezas y muelles y ruedas dentadas
la enfermedad del tiempo
el colapso de las máquinas que nos acompañan
y nos dejan perdidos sin su presencia

el portador sospecha
que fue un suicidio
quizá un sacrificio tomándose un instante envenenado
un trago amargo sin respirar
como protesta