la muerte de la esperanza es el camino al futuro


la pregunta resuena arrolladora
la burla oculta de la muerte y sus pavimentos
preludios del grito, pariente del principio

siempre la fe insignificante
que abarca respuestas, santos, doctrina
la mancha eludida por la desilusión de la razón frágil que responde
como un charco que se propaga

al menos responde al mutismo enajenado de la creencia absurda

los sofismas se detienen cansados, melancólicos
pereza amarga de vivir, de tener que mancharse de dudas
de arrastrarse con espasmos por la experiencia

la suerte nos acerca a la verdad
lavada por nuestra predisposición tuberculosa
consumida en millones de intentos de todo

con la boca abierta cosa alguna se escapa al silencio

los yacimientos de lo imposible se encuentran
bajo la inmundicia del ánimo
son excrementos, petróleo putrefacto que hay que rastrear con las manos

brillan ascendiendo como un fantasma velado y letárgico
que dormía fuertemente abrazado a las raíces del alma del mundo

ese letargo no se sacude con plegarias
sino con el elástico parecer de la curiosa juventud del alma
aquella que perviva tras los desastres del tiempo

con las manos dormidas
abriendo el suelo
nos mantenemos en órbita
así se mueve el mundo, con el afán del recuerdo encontrado
bajo tierra
en cunetas
en juramentos de sangre
en la justicia de la humedad monstruosa, negra en estratos que asfixian

y allí se encuentran el ruido y los gritos a puñados, 
combustible de revuelta

la confusión será arrancada con lágrimas
y con ella marcharán los pies descalzos al presente

la muerte de la esperanza es el camino al futuro