no hay féretros en el silencio


los perfumes de la tribulación son vagabundos
como los pantanos en movimiento

van y vuelven por caminos que fluyen hundidos
cantan bajo tus pies de Occidente
y gritan entre las costas pidiendo ayuda

no hay féretros en el silencio
de un ahogamiento inocente

[culpables]

de descender los escalones de la especie
sin mirar al agua

sobre el astro civilizado recae la culpa
de una supervivencia truncada, flotante
de almas perplejas