la inclinación bailarina


somos el origen de razones
que insinúan un invariable dilema

las nociones nos ahorran la inquietud:
ese amontonamiento de voces inútiles de desconcierto
parecidas a la calma en su antípoda infeliz

viajar imaginando fielmente
cómo crecen las impresiones
como un arsenal lejano que no nos sirve

vivimos instalados en la muerte de una tarde
tirados sin miedo en la cama
dulces como espíritu ignorante
enfermos de abultada angustia
de maligna hermosura
canto a la resistencia sofocada, desvaída, ausente

la muerte en el confort y su confusión
estampados en el lugar asignado cada día

hasta la inclinación bailarina
hacia una enfermedad que nos borre