un profundo e inmediato temor
una idea de miedo atándote los pies
locura con cuchillos, piedras y
gritos
la incapacidad de correr
de escapar a tu empleo
y el terror de lo que amenaza plegado
sobre lo que vendrá después, la culpa
una trampa que solamente imaginas
como un gato negro en una esquina
viviendo absurdos recuerdos que no
fueron
retorcidos hasta darle la forma
elegida
por tu miserable forma de ser
la verdad te duele tanto
que doblas el hierro candente sin
pestañear
huele a carne quemada
que vale menos que enterrar la
vergüenza
pero lo enterrado quedará enterrado
no se va, espera en todo caso
y la rabia de saberlo te llevaría a
comer vergüenza
así desaparecería
pero sería carne tuya de nuevo
solamente la desesperación
te haría cortarte pies y manos
sin gritar, con ojos desorbitados
como Saturno
pero la verdad no se puede arrancar