Fue
el árbol antes que la chabola.
Por
eso cabe tanto pregón de flor:
¡Bienaventuranza
en la meseta
de
la basura!
Son
lilos.
Nacen
de no se sabe dónde
y
suben desde siempre por su mes de abril,
que
es suyo a rajatabla.
Ni
siquiera se han preguntado si podrán.
Nadie
lo hace, si hacia atrás hay ratas
o
gatos que cortan el aliento.
Suben
y tienen mucho que decir.
Se
han roto unos pocos dedos y no importa:
Un
árbol roza la catenaria del tendido eléctrico
y no
es una plegaria.
Es
un lilo dispuesto a todo.
Hace
en los charcos
un
gran eco su morada sombra.