susurradas por labios que mastican pabellones
el cuerpo comienza a hacerse pedazos
tiemblan las dudas hasta desaparecer
dejando sólo los efectos del láudano agitado sobre la
cama
agua verde de orgasmo sin hada que perseguir
un último sorbo de ganas para despedazar la madrugada
y expirar una muerte merecida
hasta el despertar anudado