brebaje
abandonado al final de la barra
en
su vaso quieto, como un hada verde
cansada
de volar.
espera
ser llamada por algún incauto
y
poseer su mirada para enseñarle
los
rincones ocultos en lo sobrio,
los
colores plegados tras lo aparente,
el
movimiento contenido
en los objetos parados ante
sus ojos.
el
calor que desprende su propio cuerpo
y que
fue largo tiempo ignorado.
los
paisajes que habitan tras las paredes del local,
las
mujeres que viven dentro de esos cuerpos
que
giran y cimbrean
los
pasos que se caminan ahí subido,
en
la banqueta vieja,
erguida
en una suciedad de colillas y basura
en
la que se hunde con su ocupante.
allí
espera dentro del vaso el hada verde y aburrida.
quizá se duerma ya y no la veas.