la poesía, frotándose contra el papel para que huela


una maldición hecha trizas por una palabra mal dicha,
defectos de forma.

un tiempo perdido en un reloj roto.
un libro mudo en el estante.
el silencio mutilado por el ronquido.
abrazo truncado por brutal cabezazo.
la vieja cámara de fotos, ciega de polvo.

una pelota roja, con blancos círculos,
robada por una malvada vieja de balcón.

sueño desvelado por la hipocresía del soñador,
cumplido por la inocencia del soñado.

presidio salpicado por libertades tumorales,
por brotes de fuga.

la recencia de la luz en el hilo de la bombilla.
el sabor inapreciable y frustrante de la última galleta que quedaba.

el pensamiento,
siempre espejismo de la personita que lo pretende.

la poesía,
frotándose contra el papel para que huela.

el olor del momento triste,
su humedad marchita y amarga.

el hipo de una carcajada mal ejecutada,
nos falta experiencia.

el humo del cigarro,
la niebla que se anticipa como confusión prefabricada.

la explicación interminable del necio que jamás bosteza.
el alarido del árbol talado.
el estúpido desván del que no recuerda.
el tercer volumen de la Geografía de Estrabón.
ningún margen del cuaderno atravesado es un horror de sumisión.
la obsesión de quien pendula de ida y vuelta.
la constante madre complaciente.
una forzosa respuesta, imposible de pensar.
un error fruto del agobio.

una sonrisa explosionando sin remedio,
doliendo la cara a pesar suyo,
de su tristeza o gravedad.
la cumbre marchita que es terminar algo.