por
mi parte, llamo excepciones a las cosas imposibles
a
los retratos confusos de los santos inmóviles
al
recuerdo vertiginoso de la infancia
a la
felicidad triste de los sentimientos
a
las sonrisas que produce la ética a los infames
a
las jerarquías que provocan dolor y nomenclatura
a la
lógica superficial de las víctimas de la levedad
al
rotundo derecho del violinista a soliviantarme
a la
merma de sospechas cuando protestas
al
inútil estómago de la civilización
a
los problemas que acarrea la renuncia
al recuerdo
disimulado de la verdad